“Todos los ademanes” viene en una caja blanca con una especie de triángulo de Pascal en la portada que en realidad no lo es. Lo sé porque llevo media hora sumando, restando e intentando sacar conclusiones pero no llego a nada.
Algo parecido le pasa al álbum, que parece que te va a llevar algún lugar, que te va a recompensar el esfuerzo por entender sus intrincadas composiciones (simples en apariencia), que con ese título pomposo, su rollo lo-fi y sus melodías de digestión pesada, sólo hace falta quitarle un poco de polvo a la lámpara para que salga el genio. Y aunque el genio asoma la cabeza (“Avispa”, la instrumentación atípica, los saxos en “Procedimiento”, la percusión mínima en “La Carga”), la cosa se queda en eso. En cuanto a sus letras, resultan tan costumbristas que carecen de interés, pese a algún destello evocador (“es mi sueño de avispa y no me conviene perderlo", “no me pesará la carga que traigas”). Eso cuando las entiendes, porque Antxon canta bajito y sin ganas.
En definitiva, que Kiev cuando nieva tienen un nombre precioso y algunas buenas ideas, lástima que sus canciones no estén a la altura.
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