Adam Green es esa clase de tipo que, si no entiendes lo que canta, te parece la mar de elegante: esa voz tan grave, esas melodías con aplomo de crooner que está de vuelta de todo... Es cuando prestas atención a sus letras sobre anos y flatulencias cuando te das cuenta de que quizá no estás ante un Leonard Cohen rejuvenecido, ni falta que hace. Al otro lado del teléfono, Adam reflexiona sobre su carrera, suelta alguna barbaridad y se ríe muy flojito, como suenan las palmas de las manos al frotarse en los días de frío.
Una vez dijiste que encuentras el equilibrio en la combinación de mujeres, drogas y soledad. ¿Sigue siendo así?
Sí, sólo que las chicas son las drogas ahora, y la droga es la soledad.
¿Cómo explicarías a alguien que no te conoce quién es Adam Green?
Es difícil, porque uno se mueve tanto, cambia tanto, que la definición de sí mismo está constantemente variando. De hecho, hasta hace unas horas tenía una ligera idea de quién era ayer, pero ahora creo que estaba completamente equivocado (risas). Es difícil extraer una identidad propia, y más cuando estás de gira, porque es como si cada día te estuvieras viendo a través de los ojos del resto de la gente.
¿Cómo te sientes ahora que el proceso de creación ha terminado y “Minor love” ya está en la calle?
No lo sé, pero me gusta imaginar que en realidad no lo he hecho yo. De esa manera me siento capaz de cantar como si cantara las canciones de un gran maestro (risas). Si realmente me creyera que lo he hecho yo, seguramente me quedaría en casa y no saldría a cantarlo por ahí.
En general, este trabajo suena más maduro, más reflexivo, incluso más serio que tus anteriores discos. ¿Qué opinas al respecto? ¿Es algo que te planteaste al crearlo o simplemente salió así?
La verdad es que no entiendo por qué la gente lo ve más serio. Yo llevo haciendo cosas muy serias y responsables desde que era un niño. Llevo dando conciertos desde que tenía 18 años y ya entonces tenía un montón de responsabilidades. Así que en realidad dudo que alguna vez haya sido el mocoso que la gente creía que era. Llevo mucho tiempo en el mundo del artisteo, por eso no creo que haya cambiado tanto. Siempre he sido un tipo sensible, lo que pasa es que hago mucho uso de la ironía y a veces me pongo máscaras, ¿sabes? Voy de macho-man cuando en realidad el que hace las mamadas soy yo. (risas)
Hace poco dijiste en una entrevista para Spinner que tu divorcio ha tenido un fuerte impacto en las canciones de este álbum. ¿En qué sentido ha influido en el proceso de composición?
Bueno, la mayoría del disco fue escrito desde esa sensación de que las cosas no estaban yendo bien, una “sensación subyacente de disfunción romántica”, como creo que dije a los chicos de Spinner. Creo que ésa es la esencia del álbum. Pero, vamos, ésa es la esencia de la mayoría de mis canciones... Igualmente no creo que éste sea uno de los típicos “álbumes de divorcio”.
¿Cuál es tu canción favorita de “Minor love”?
En directo es muy divertido tocar “Goblin”, es muy rítmica y me lo paso muy bien. También me gusta mucho “Cigarette burns forever”, y “Stadium soul” también es una canción muy guay. En cualquier caso, no creo que este álbum haya que escucharlo como una colección de singles, sino que es mejor sentarse y escucharlo entero, que, total, sólo es media hora. Es un álbum que transmite un estado de ánimo. Supongo que por eso mucha gente se piensa que es un disco conceptual, cuando en realidad no era ésa mi idea. De hecho, es posible que en cierta medida haya sido manipulado por la discográfica para tener pinta de conceptual, porque yo grabé muchísimas canciones y la compañía escogió unas cuantas para meterlas en el álbum. Pero si la gente escuchara esas otras canciones que no han entrado en “Minor love” vería que son totalmente diferentes. Hay un montón de canciones sobre cocaína, sobre la naturaleza de ser una celebrity...
¿Y podremos escuchar algún día estas canciones?
Pues la verdad es que me gustaría mucho poderlas sacar en un 7”, un 10” o un EP, pero no está en mis manos. De todas formas, aparte de esas canciones, también he estado escribiendo música para la obra de teatro alemana llamada “Timbuktu”, basada en una novela de Paul Auster, y es completamente instrumental. De hecho, es básicamente música clásica, no tiene nada que ver con el mundo del indie rock. Y, aunque era mi primera vez, me gustó mucho y me gustaría volver a hacerlo. Incluso me atrevería a decir que ha sido mi mejor álbum hasta la fecha. Y mi segundo mejor álbum, “Minor love”, claro.
¿Y qué hay de “Oh shucks”? Este tema suena bastante diferente al resto del álbum, es más ruidoso, y quizá rompe un poco con esa sensación de sosiego y calma que se respira en todo el álbum.
“Oh shucks” está basada en el tema de The Moldy Peaches “New York is like a graveyard”. Me gustaba la idea de intentar versionarla. Y sí que es diferente al resto, y eso se puede interpretar de manera positiva y negativa. Aunque sí que es cierto que si yo estuviera escuchando el disco, probablemente pasaría esa canción. Creo que es una buena canción y que refleja bien el momento en que fue compuesta, pero quizá no debería estar en este álbum. No lo sé. Como te decía antes, tenía un montón de canciones y no fui yo quién escogió qué entraba en el disco y qué no.
¿Cómo ha sido trabajar con Rodrigo Amarante de Little Joy para este último disco?
Buah, genial. Es el mejor, el mejor del mundo. (Risas) Es una de mis personas favoritas, con la que me puedo pasar horas y horas. Es un gran músico y creo que le añadió mucho color y texturas y detallitos al disco que sé ni siquiera cómo consiguió hacer. Es el típico tío al que uno infravaloraría simplemente porque es muy amigable, alguien con quien te puedes ir a tomar algo por ahí y tal. Pero en realidad es un genio. Incluso siendo de Brasil, conoce un montón de música americana oscura y rarísima. Y sabe tocar cualquier estilo y hacerlo muy bien. Uno puede llegar a olvidarse de todo esto precisamente porque es tan buen tío. Pero cuando te metes en el estudio con él,resulta fascinante.
¿Cuáles son tus mayores influencias cuando escribes canciones?
Cambia mucho, pero en general, me gusta la música con clase, refinada, “handsome music”, como los discos de Serge Gainsbourg, Leonard Cohen, Elvis, The Doors... Cosas que son o eran populares. Y el cine clásico de Hollywood: “Casablanca”, Humpfrey Bogart... Es muy elegante también. De hecho me siento más cercano a estas figuras que a la persona que soy cuando no estoy cantando. Cuando canto, ése es el verdadero Adam Green, la otra personalidad es sólo algo que tengo que arrastrar para poder seguir cantando. Y al tío que canta, lo miro y pienso: “ese tío tiene clase, yo soy sólo un idiota”. (risas)
¿Y cuáles son tus artistas actuales favoritos?
Aparte de Little Joy, están The Shining Twins, The Dirty Fences, Ish Marquez... También he estado de gira con The Cribs, de manera que ahora tengo montón de canciones suyas metidas en la cabeza... Su último disco “Ignore the ignorant” es buenísimo.
Y si pudieras resucitar a algún artista para que colaborara contigo, ¿quién sería?
Mmmm...Es muy difícil, pero creo que Janis Joplin.
Y ya que estamos mirando al pasado, ¿qué opinas del inesperado éxito que tuvo “Anyone else but you” en la banda sonora de “Juno”?
Me resultó bastante turbador, porque la canción no fue famosa ni cuando nosotros todavía estábamos juntos como grupo. Ni siquiera la tocábamos demasiado por aquel entonces. Y fue bastante raro, porque justo en ese momento, además, yo estaba haciendo música diametralmente opuesta a “Anyone else but you”... Pero, vamos, que nunca se sabe, quién sabe si volveré a hacer alguna canción de ese estilo algún día...
Y en ese caso, ¿sería junto a The Moldy Peaches?
No, no lo creo. Pero, bueno, ya te digo, nunca se sabe...
Hablando de The Moldy Peaches, solías categorizar vuestro estilo de “antifolk”. ¿Crees que esa etiqueta se puede aplicar también a tu carrera en solitario?
Sí, supongo que sí. Me gusta la mayoría de gente asociada con la corriente antifolk, así que me gusta que me relacionen con ella, sí. Me encanta gente como Jeffrey Lewis, Ish Marquez y Turner Cody. Son mis favoritos. Ah, sí, y también Diane Cluck. Creo que soy algo así como un “antifolk superstar” (risas).
¿Qué esperas de este nuevo disco que acabas de sacar y de la gira?
Pues simplemente voy a hacer un montón de conciertos. Eso es lo que me apetece. Sólo tocar rock’n’roll-country a la antigua usanza, como Jerry Lee Lewis, y luego, sentirme bien y ser feliz.
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