Green Day consiguieron montar un espectáculo de pop llena-estadios sin hacer pop llena-estadios (o no demasiado) y sin siquiera llenar el estadio, cuyo aforo apenas sobrepasó la mitad. Esto tiene mérito.
Para empezar, un conejo de peluche gigante se puso a bailar en el escenario para amenizarnos la espera. ¿Sentido? Ninguno, pero estuvo entretenido. Al poco, Billie Joe, Tré Cool y Mike Dirnt aparecieron en el escenario con ‘21st Century Breakdown’. Y lo que a partir de ahí se sucedió fue un espectáculo que ríete tú del Sticky & Sweet Tour de Madonna y de las plataformas giratorias de U2. Explosiones, fuegos artificiales, pantallas con imágenes cambiantes del skyline de Nueva York, pistolas de aire disparando camisetas, mangueras de agua a presión, lanzadoras de papel higiénico, confeti, Billie Joe haciendo calvos, fans subiendo al escenario y lanzándose hacia el público… Incluso se disfrazaron todos ellos en ‘King For a Day’ para hacer luego un medley de clásicos como ‘Breakthrough’, ‘Satisfaction’ o ‘Stand By Me’. Cierto es que se hicieron un poco pesaditos con alguna de las interrupciones y con los cientos de miles de “oeoeoeoes”. Ahora bien, por un céntimo de euro, nombradme conciertos en los que a la salida se coree “¡Federico!” o “Liiiiidia”. Eso sucedió: los espectadores no sólo observamos el espctáculo, sino que nos sentimos parte de él.
Eso en lo tocante a lo sorprendente y espectacular del concierto. Luego está el pedazo de setlist que nos ofrecieron, con un equilibrio perfecto entre los nuevos singles y hits inolvidables de la envergadura de ‘Hitchin’ a Ride’, ‘Longview’, ‘Basket Case’ o ‘Good Riddance’, con cuya versión acústica Billie Joe cerró un espectáculo que muchos ya hemos colocado en nuestro top ten de los mejores conciertos de nuestra vida.
Fotos de G. Lubary
No hay comentarios:
Publicar un comentario