miércoles, 30 de junio de 2010

Tema del día: FOALS - Miami

Temón temón. Eso sí, ¿alguien sabe por qué en el vídeo aparecen culturistas, travestis y pilinguis peleándose?


lunes, 28 de junio de 2010

Primavera Sound 2010

La décima edición del San Miguel Primavera Sound será recordada como la del llenazo. Más de cien mil personas poblaron el Fórum durante los tres días que duró el Festival y no me extraña, porque el de este año era un cartelazo como pocos. El gran problema que se planteaba, claro, era el de la elección. Con tanto grupazo, más de uno se solapaba y uno tenía que sopesar sus preferencias y prepararse cuidadosamente un horario del que más tarde acabaría pasando para dejarse llevar por las apetencias del momento, la compañía o vete tú a saber qué.


JUEVES


Así empezó el jueves, con un horario trazado por encima alrededor de los The XX. En previsión del petamiento monumental del escenario Ray Ban, llegué al recinto con tiempo y pude disfrutar del final de la actuación de los Surfer Blood, que además de hacer un rock surfero la mar de fresquito, resulta que son super monos. Los siguientes en subir al escenario Pitchfork fueron Titus Andronicus. Todo el mundo me había hablado tan bien de ellos que me picaba la curiosidad y, sin duda, fue una de las actuaciones más enérgicas del festival. Con su colección de temas de punk ruidoso consiguieron hacer bailar a todos los allí congregados, un gran mérito teniendo en cuenta que más de la mitad de la gente no sabía ni quiénes eran.


Y llegó el highlight del día: la gente empieza a dirigirse desde todos los puntos del festival hacia el escenario Ray-Ban, llenando antes de las 21.15 tanto la pista como las gradas. La lástima es que The XX no son un grupo preparado para grandes festivales ni grandes audiencias, al menos no por ahora. El hecho de tocar al aire libre y en uno de los escenarios más grandes hizo flaquear su actuación, que pecó de sosilla a ratos. Al término de este concierto nos esperaba en el otro escenario grande, el San Miguel, un retorno noventero que se había visto eclipsado por el comeback de Pavement, pero que, ironías de la vida, acabó eclipsando el concierto de los de Stephen Malkmus, que subirían al mismo escenario tres horas más tarde. Y es que el cuarteto de Carolina del Norte, sin tanta propaganda ni tantísimo renombre, acabó conquistando a los asistentes por derecho propio con temones como “Drive by the driveway”. Cuando acabaron, tocaba volver al Pitchfork donde los ingleses Wild Beasts presentaban un segundo disco con la excéntrica y aguda voz de Hayden Thorpe como protagonista. Un gran concierto. No esperaba menos de ellos. Y The Big Pink, tras ellos, no bajaron el listón. El dúo se subió al escenario acompañado de dos músicos y dio rienda suelta a su pop shoegazer con toneladas de distorsión para hacernos felices desde un inicio triunfal (“Velvet”) a un final glorioso (“Dominos”), que hizo que valiera la pena llegar tarde a Pavement. Pavement, por su parte, repasaron todos sus hits y dejaron más que satisfecho a un público que ya tenían en el bolsillo de antemano.


VIERNES


Si os preguntáis por qué me volví tan pronto el jueves, la respuesta es doble: en primer lugar, ¡algunos trabajamos! Y en segundo lugar, un nombre propio: Owen Pallett, El señor Pallett tocaba al día siguiente en el Auditorio Rockdelux ni más ni menos que a las 4 de la tarde y yo no pensaba perdérmelo por nada del mundo. Al final, con tanto frikismo previsor, acabé esperando dos horas y entrando la tercera al teatro, pero la espera valió la pena y no exagero si digo que el del Owen fue el mejor concierto de mi Primavera (ya se sabe que cada uno tiene su propio Primavera y que de poco sirve discutir o cotejar experiencias si lo que uno quiere es alzarse con la verdad absoluta).


El canadiense se mostró tímido y agradecido por un Auditori a reventar a primerísima hora de la tarde. Cual hombre orquesta, él solito se guisó un concierto que ya quisieran muchos para sus bandas: teclado y violín en ristre, pedalera de loops mediante, Owen se las apañó para tener él solito embobado al personal durante una hora. La sensibilidad de este chico en directo se contagia y temas como “Lewis takes off his shirt” o “The great elsewhere” pusieron la piel de gallina a todos y cada uno de los asistentes e hicieron a más de uno soltar la lagrimilla. Y luego lo remató con una versión BRU-TAL de “Odessa” de Caribou. ¿Que no te lo imaginas? Pues dale al play aquí abajo, porque yo no soy capaz de describirlo en palabras:


Salgo del Auditori flotando en una nube de crescendos de violines y aterrizo en el césped del escenario San Miguel para disfrutar tranquilamente a los New Pornographers. El concierto empieza tranquilote pero va ganando fuerza a medida que las canciones pasan y acabamos todos de pie bailando y saltando al ritmo de “Moves” y “Your hands (together)”. El viernes el escenario San Miguel monopoliza las grandes actuaciones así que decidimos permanecer en él guardando nuestro sitio para ver a Spoon. Oh, Spoon. Los adoro y con razón. De principio a fin lo dieron todo y ensartaron hitazo con hitazo, combinando temazos nuevos (“Got nuffin”, “Written in reverse”) con joyas antiguas como “Don’t make me a target”, “I turn my camera” o la fantástica “The way we get by”. NAntes de dejarnos enamorar por Wilco, nos escapamos un ratito a ver a unos Here We Go Magic más bien flojetes, que se han dejado la energía en casa y nos convencen de que será mejor ir tirando hacia Wilco para hacernos con un buen sitio. Wilco empiezan a lo grande, con un “Wilco (the song)” y un “I am trying to break your heart” que erizarían la piel del más desalmado. Canción tras canción van ahondando en nuestros interiores, depositando un poquito de esa angustia existencial que se le queda a uno cuando escucha canciones tan tristes y tan inmensas a la vez como “Jesus, etc”. Y me supo fatal tener que hacerlo, pero abandoné la zona San Miguel para poder llegar a tiempo a Panda Bear, que al final salió 20 minutos tarde por problemas técnicos que le obligaron a actuar sin proyecciones ni visuales ni -¡horror!- capas de sonido. Todo ello, sumado al sonido del escenario Vice (que dejó mucho que desear durante todo el festival), deslució la actuación del Animal Collective, que resultó lineal y carente de profundidad. Una lástima, porque los nuevos temas podían haber sido un bombazo si la situación y el sonido les hubieran acompañado. La decepción provoca una desbandada general hacia Pixies: el LLENAZO (así, en mayúsculas) del festival.


Jamás (y digo JAMÁS) había visto tan lleno el escenario principal del Fórum. No cabía ni un alma, hasta el césped colindante estaba abarrotado. Y habréis leído por ahí que si fue una actuación sin alma, que si tocaban sólo por la pasta, que si predecible. Pues vale. Pero para servidora, que no había tenido la ocasión de verlos en concierto en toda su vida, fue un conciertazo. Y si no, decidme un solo concierto en el que se puedan oír temazos de la categoría de “Debaser”, “Here comes your man”, “Gigantic” o “Hey” todos juntos. Y “Where is my mind” como bis y fin de fiesta fue lo que Enrique Iglesias definiría como una experiencia religiosa.


SÁBADO


Último día del festival y, como era de suponer, el cuerpo no permite acercarse al recinto tan pronto como uno desearía. Así, dejándome a Dinero y a la revisión de los temas de Neu! en el tintero, me dejo caer a las 20h por el escenario Adidas para ver por primera vez en mi vida (sí, lo sé, es casi un pecado viviendo aquí…) a los barceloneses Mujeres. Garage-rock gamberro y una puesta en escena brutal les ha valido a este cuarteto el sobrenombre de los “Black Lips de Barcelona”, y con razón. Luego, tras sopesarlo y jugármelo a piedra, papel y tijera, Standstill gana a Florence and the Machine y me quedo en el Adidas para el que será uno de los conciertos más emotivos de todo el Primavera. La lástima es que colocaran a los de Montefusco en un escenario tan pequeño y tan tremendamente bajo (¿alguien consiguió ver algo más que las cabezas de los componentes del grupo?), porque llenaron hasta los topes y demostraron que las buenísimas críticas que han recibido con “Adelante Bonaparte” no son fruto del hype o la casualidad.


Otro piedra papel y tijera por los cruelísimos solapamientos del Primavera me hizo decantarme por los Grizzly Bear en detrimento de The Drums. Un espectáculo sobrio pero bonito que llenó de magia el escenario Ray-Ban. Mención especial a “Two weeks”: pelos como escarpias. Tras los osos, llegaba el momento de dispárame-antes-de-tener-que-elegir, porque el siguiente bloque de conciertos separaba en diferentes escenarios pero a la misma hora a: The Charlatans, No Age, Built to Spill, Matt & Kim y Niño y Pistola. ¡Matadme, por favor! Confié en mi instinto y me falló: The Charlatans ofrecieron un directo de lo más aburridote, y eso que el que repasaban (“Some Friendly”) era uno de los mejores álbumes de su discografía. Aguanté 3 canciones antes de migrar siguiendo el instinto (más acertado) de un amigo, que me llevó al Vice con Matt & Kim. Y si digo que fue el concierto revelación y el más divertido del fin de semana, me quedo corta. Menudo festival se montaron estos dos solitos. Solitos pero con un público que, a medida que avanzaba el concierto, aumentaba en número y excitación. Kim se lanzó para que el público la cogiera, versionaron temas de -¡flipa!- Alice Deejay, Guns’n’Roses y Europe y dejaron para el postre su temón “Daylight” (que a muchos les sonará por estar en la banda sonora del Fifa 2010). Y con ellos entrábamos de lleno en la madrugada de la última noche del festival, cuyos protagonistas fueron, sin lugar a dudas, los Pet Shop Boys.


Todos sacamos nuestro lado más gayer y hooligan para corear estribillos míticos como el de “New York City Boy”, “Se a vida" o “West End girls” en un espectáculo deslumbrante con bailarinas cubistas, efectitos mil, luces, colores y cambios de vestuario para el dúo, por el que el tiempo no había pasado. Y, con la lagrimita en los ojos y los pies machacados, me dirigía hacia el último concierto de mi Primavera. Para contrarrestar el sentimiento kitsch de la fabulosa actuación de los PSB, mi yo más moderno me obligó a ir a HEALTH. Y, aunque al principio maldije mi modernidad, aguanté el chaparrón y finalmente llegó la melodía y con ella un nuevo aire para un concierto que fue una locura maravillosa plagada de ruido, guitarrazos, cabezas agitándose, rock, electrónica y ritmos cambiantes e imposibles. Un fantástico caos que ponía el punto y final a tres días igualmente eclécticos, caóticos y maravillosos.


Puedes leer esta crónica en Inzona

Hot Chip, en el sofá y en la pista

Hot Chip han vuelto y lo han hecho con su disco más popero hasta la fecha. Letras romanticonas, melodías pulidas, sonidos limpios... Este quinteto inglés ha puesto el freno a la locura iniciada en “Made in the dark” y ha decidido hacerse mayor, pero sin abandonar por ello las pistas de baile. Hablamos con Alexis Taylor.



¿Música para hacer la colada?: “Bueno, cuando dijimos eso de que “One life stand” es tan apropiado para la pista de baile como para hacer las tareas del hogar, lo que queríamos decir es que puedes escuchar nuestra música cuando y donde te apetezca, ya sea en la calle, en casa o en la discoteca. Funciona bien en cualquier contexto”.

Diferencias con trabajos anteriores: “Más que cambios, yo creo que nuestra música ha tenido una progresión natural. Nuestros cuatro discos son muy diferentes entre ellos pero, sin embargo, tienen una esencia similar. En este álbum queríamos conseguir un sonido más conciso, más pulcro”.

Pop: “La gente piensa en el “pop” como una palabra sucia, cuando la mayoría de grandes álbumes son pop en cierta medida. De hecho, todos los grandes discos han nacido con cierta voluntad pop. Todo aquél que hace música, incluso el artista experimental o underground, tiene algún interés por la melodía, aunque luego no la use. Así que nuestra aspiración en cada disco siempre ha sido la de hacer álbumes pop”.


Letras: “Creo que nuestras letras siempre han sido personales, sólo que en cada ocasión hemos explorado diferentes áreas: ya sea el humor, la rabia o el amor. Lo que sí que creo es que en este álbum son más honestas”.


Influencias: “En esta ocasión no nos hemos fijado tanto en cosas externas, sino que nos hemos centrado en hacer nuestra propia música. Y supongo que eso ha hecho emerger nuestras influencias más profundas, de las que a lo mejor ni éramos plenamente conscientes. Una influencia destacable creo que ha sido la música dance de los 90”.


Grupos actuales: “Me gustan muchos: Kindness, Casiokids, The XX, Dirty Projectors...”.


Coachella: “Ya hemos tocado allí dos veces y este año volvemos a tocar. Siempre hace mucho calor y yo siempre tengo que esconderme en cada sombra que voy pillando hasta que llega el momento de salir al escenario”.


Fechas en España: “No sé nada de mi propio tour, qué triste... Pero espero que sí que vayamos a España”.


Podéis encontrar esta entrevista en el número de marzo de Neo2


lunes, 7 de junio de 2010

Two Door Cinema Club: este cine es una fiesta

¿Que no sabes dónde está Bangor? Pues más te vale irte aprendiendo bien la geografía de Irlanda del Norte, porque empieza a ser un punto neurálgico del indie rock rompepistas. Desde este puerto de la costa Este llega este trío con nombre de cine mal escrito. “La culpa es de Sam [guitarra]. Hay un pequeño cine cerca de Bangor llamado Tudor Cinema. Cuando estábamos pensando nombres para el grupo, se le ocurrió Two Door Cinema Club. A Alex y a mí nos gustó, pero cuando le preguntamos que de dónde lo había sacado nos dimos cuenta del error”, explica Kevin Baird, bajista del grupo. Aún así, mantuvieron el nombre e iniciaron su aventura justo cuando el underground musical de Irlanda del Norte empezaba a despegar. “Siempre ha habido grandes bandas en Irlanda del Norte”, puntualiza Kevin, “lo que pasa es que con Myspace, Facebook y demás es más fácil hacerte oír. Pero, sí, el panorama es especialmente vibrante y colorido desde hace un par de años: Japanese Popstars, Kowalski, Cashier No.9, And So I Watch You From Afar…”. Y en esta escena dieron sus primeros pasos, dispuestos a hacernos bailar… sin batería. “Al principio era porque no conocíamos a nadie que quisiera tocar la batería para nosotros. Pero con el tiempo hemos aprendido a aprovechar al máximo las posibilidades del ordenador y nos encanta. Igualmente, en directo también llevamos a un batería de carne y hueso, además del portátil”.


Two Door Cinema Club se definen como un grupo de “electropop mezclado con indie, rock y dance”, y la verdad es que, salvando la vaguedad de cualquier etiqueta, por ahí va la cosa: ritmos frescos e imparables plagados de melodías contagiosas y guitarras afiladas. No es de extrañar que en cuanto los oyó, el sello Kitsuné (casa de gente como Delphic o La Roux) les echara el guante: “Nos escucharon, les gustamos, después nos conocimos en Londres y luego participamos en una fiesta que montaron en París. De eso a entrar en el recopilatorio, la progresión era natural. Tras esto, dos singles y finalmente el álbum”. Este álbum debur, “Tourist History”, rescata tres canciones de su brillante EP “Four words to stand on” y le suma siete temas más. Los diez cortes discurren por senderos vitalistas y luminosos que se dirigen, sin rodeos, a la pista de baile. Desde el bajo elástico de “What you know” hasta el ritmo juguetón de “Cigarettes in the theatre”, pasando por el ultrahit “I can talk” o la dulzura de “Something good can work”, este álbum lo tiene todo para colarse en las mesas de los djs de medio mundo.


Puedes encontrar este artículo en el número de febrero de Go Mag

Tachenko: el estribillo perfecto

Tachenko nació con el estigma y la bendición de ser el spin-off de El Niño Gusano. Once años más tarde, nadie discute ya que la singladura de estos cuatro zaragozanos con pseudónimo soviético ha tomado otros derroteros. Sergio Vinadé y los suyos presentan su cuarto álbum de estudio, “Os reís porque sois jóvenes”, con el que cabalgan hacia un horizonte pop cada vez más luminoso, y por el camino nos van dejando melodías tan bonitas como “Compañeros del metal” y estribillos colosales como el de “Escapatoria”. Da gusto tenerlos de vuelta.


En vuestro anterior disco cantabais “No somos muy normales, pero nos salva la actitud”. ¿Os habéis vuelto más normales ya o seguís tirando de actitud?
Sebas Puente: No, básicamente seguimos igual. Un poco anormales pero con un poco más de actitud, y de aptitud.

¿Cómo ha sido la mini gira española como banda de Mica P. Hinson?
SP: Gloriosa, tanto los conciertos como el día a día con Micah, genio y figura.
Sergio Vinadé: Y ha sido una forma de vernos a nosotros mismos diferente a la habitual.

Y del título del nuevo álbum, ¿qué me podéis contar? ¿Sólo los jóvenes e inconscientes ríen en los tiempos que corren?
SP: Como casi siempre, es una frase cazada al vuelo en un bar por la noche. Pero, también sugiere más cosas de las que a primera vista pudieran suponerse.
SV: Creo que la ambigüedad del título es parte de su significado. La risa es lo mejor de la vida, todo en la vida debe tomarse con cierto sentido del humor.

“Os reís porque sois jóvenes” ha sido mezclado en Los Ángeles por Alfonso Ródenas y masterizado también allí con Joe Gastwirt. Esto son palabras mayores...
SP: Con Alfonso tuvimos un contacto constante vía e-mail, iba mezclando las canciones y enviándonos pruebas para que corrigiésemos. Pero no había casi nada que corregir, nos pilló el punto inmediatamente. ¿Qué le vamos a decir nosotros a alguien que tiene un Grammy? Una vez que la mezcla estuvo lista, la masterización, llevada a cabo por un monstruo como J. Gastwirt, fue coser y cantar.

Las letras las escribe Sebas y las canta Sergio. ¿Cómo conseguís que siempre encaje bien y no suene postizo lo que se canta?
SP: No siempre es así: cuando canto yo voy haciendo la melodía y la letra a la vez. Siempre he tenido la impresión de que cuando una melodía es buena la letra sale fácil, y las melodías de Sergio siempre son muy buenas. De hecho yo aprendí a montar las canciones observándole a é-. Y si bien es cierto que yo soy el autor de las letras, creo que en las que canto yo son más directas, y en las de Sergio me salen como más psicodélicas, como él.


En cuanto a vuestras armonías vocales he leído por ahí que son más inspiradas en grupos españoles como 091 que en los años 60. Pero en general, ¿cuáles son vuestras mayores influencias?
SP: Sergio aprendió a hacer armonías vocales escuchando a 091, pero siempre hemos escuchado a The Kinks, The Byrds y The Small Faces. ¿Mayores influencias? Para mí, el pop de los 60, muchísimos grupos de los noventa, Los Rodríguez...
SV: Siempre pop y si es un poco psicodélico, pues mejor. Para este disco he escuchado mucho a Midlake, The Coral, Richard Hawley... Y, aunque nuestras canciones nada tienen que ver con ellos, sí que son parte del tamiz mental por el que pasan las órdenes.

Decidme un par de discos de 2009 que os hayan encantado.
SP: The Pains of Being Pure at Heart y "El Incendio" de Sidonie.
SV: “Logos" de Atlas Sound y "Inside the human body" de Ezra Furman and the Harpoons
¿Qué opináis del panorama actual del pop español? ¿Algún grupo que os guste especialmente?
SP: Big City, Bigott, Joe Crepúsculo, Nixon, La Habitación Roja, Los Planetas...
SV: Yo soy muy fan de Lori Meyers.
SP: ¡Y yo!

Un día, hace muchos años, dijisteis que buscabais el estribillo perfecto. ¿Lo habéis encontrado ya?
SP: ¿Eso dijimos? Qué majos que somos... No, no lo hemos encontrado. Pero para mí, la canción "My mind's eye" de Small Faces es toda un estribillo perfecto ininterrumpido.
SV: No, ni espero encontrarlo. Sólo espero en la búsqueda dejar melodías bonitas.

¿Por qué escogisteis como nombre a un jugador de baloncesto ucraniano? ¿No sois más de fútbol?
SP: Sí. Igual nos podríamos haber llamado Mostovoi o Karpin, pero somos así, contradictorios. No, en serio, el nombre se lo puso Andrés Perruca, el primer batería de Tachenko, ultrafan de la Unión Soviética.

Así como en vuestro segundo largo las referencias futbolísticas eran un denominador común en la mayoría de canciones, ¿ha habido algún tema especialmente inspirador para este nuevo álbum?
SP: La oscuridad y las jóvenes.
SV: Las jóvenes y la oscuridad.


Podéis encontrar esta entrevista en el número de febrero de Go Mag